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  • María Soledad Alonso
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  • 23-11-2020
ENTREVISTA A RICHARD CAIFAL PIUTRIN

LOS PUEBLOS ORIGINARIOS Y EL PROCESO CONSTITUYENTE

Abogado de la Universidad Mayor de Temuco. Gobernador Provincial de Cautín. Se desempeñó en la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena y Directivo en la Corporación de Profesionales Mapuches ENAMA. Miembro del Consejo Asesor del Centro de Estudios Horizontal.

1. Como representante y gobernador de Cautín, ¿cuáles son, a su juicio, las principales preocupaciones del pueblo mapuche?

Las principales preocupaciones del pueblo mapuche dicen relación con el reconocimiento y participación política. Actualmente, se aprecia además, una necesidad de recuperar las confianzas, las cuales se encuentran violentadas o deterioradas tras innumerables promesas no cumplidas desde el año 1989.

La tierra sigue siendo una de las principales preocupaciones, pero dado el contexto, asoman voces que apuntan a propiciar diálogos en el marco del proceso constituyente y posibilitar la concreción al derecho de participación y decisión.

2. ¿Qué se entiende por la denominada “deuda histórica” de Chile con los pueblos indígenas?

La deuda histórica no solo dice relación con aspectos territoriales o geopolíticos, sino que además, con aspectos esenciales como lo es la dignidad y el respeto. El pueblo mapuche reclama ser visibilizado y reconocido.

No obstante lo anterior, resulta necesario recordar que el proceso de radicación que se inicia a finales del 1800 y principios del 1900, en el marco de la ley del 4 de diciembre de 1866 y ley de colonización de 1874, entre otras, deja como resultado una importante pérdida territorial y, especialmente una pérdida de los derechos colectivos. Dado lo anterior, al día de hoy, la dirigencia mapuche intenta representar al país dicha circunstancia, evidenciando que el desmedro de los espacios territoriales propició la dispersión o diáspora, desencadenando otra serie de consecuencias negativas para la cohesión política y social del pueblo mapuche, tales como pérdida del idioma, ausencia de representación y participación política, desconfiguración de la organización social y geopolítica, pérdida del sustento material de la actividad económica, empobrecimiento o pauperización, entre otros aspectos.

Todo lo anterior, configura la denominada deuda histórica, es una versión en extremo generalizada, pero dado el contexto de la entrevista resulta una manera de graficar los aspectos fundamentales.

3. ¿Qué hace falta para que reconozcamos el valor de la cultura de los pueblos originarios y su integración como ha ocurrido en legislaciones comparadas?

Nadie quiere lo que no se conoce. En consecuencia, el primer paso es que la sociedad conozca sus orígenes, conozca su historia, aprecie los valores cardinales del pueblo mapuche. El Estado y la sociedad deben realizar un esfuerzo importante para visibilizar y conocer a un pueblo que es anterior a la conformación del Estado de Chile.

La educación cumple un rol fundamental para concretar el objetivo antes planteado, no resulta ajustado a principios democráticos que actualmente no se valoren adecuadamente la importancia del idioma, los símbolos, los valores o instituciones del pueblo mapuche.

El concepto de integración resulta un tanto impropio, toda vez que los líderes indígenas hablan de complementación, de una puesta en valor desde la identidad y la historia, desde los hitos, desde la geografía, desde la cultura e idiosincrasia.

4. Cada vez que ocurren hechos violentos en la región de la Araucanía algunos sectores de la sociedad los vinculan con una “violencia mapuche”, ¿por qué cree que sucede esto?

Por un lado está la visión mediática, respecto de la cual existe una abundante literatura que da cuenta de la ausencia de objetividad. Lo cual no significa que no existan grupos radicales que se han atribuido o adjudicado la autoría en diversos ataques incendiarios.

Pero la violencia también la constituyen los pactos no cumplidos, décadas de promesas, y la postergación constante en proyectos legislativos. En relación a ello, se debe hacer presente que la iniciativa legislativa que pretendía reconocer a los pueblos indígenas ingresó al parlamento en el año 1991 y, hasta el día de hoy aún no se logra materializar.

La Operación Paciencia en el año 2001 y la Operación Huracán en el año 2017 representan acciones que se gestaron, o al menos, fueron conocidas desde el Ministerio del Interior, sin que a la fecha se hayan determinado responsabilidades de índole política, ni siquiera hubo una acusación constitucional. Ello, también constituye un accionar violento, sin embargo los medios o algunos sectores de la sociedad no lo conciben como un actuar que reúna tales características.

El prohibir el uso del idioma mapudungun también constituye un actuar violento, la diferencia salarial por razones étnicas también resulta una agresión, en definitiva existen múltiples formas de violencia de las cuales existe un absoluto desconocimiento y sólo nos quedamos con lo que reporta la crónica roja.

5. Desde la recuperación de la democracia los pueblos originarios reclaman reconocimiento constitucional, ¿podremos transitar hacia un Estado plurinacional que acoja identidades múltiples y les otorgue autonomía individual?

La forma en que se materialice el reconocimiento dependerá de lo que se resuelva en el proceso constituyente.

Estamos muy esperanzados en que el diálogo y la participación democrática sean los pilares fundamentales sobre los cuales se construya o se escriba este reconocimiento.

Es muy importante que se aprecie el valor de la democracia y la institucionalidad. La constitución debe convertirse en la Ruka (casa) de todos.

6. La Comisión de Constitución del Senado aprobó 24 escaños reservados para pueblos originarios, un cupo extra para afrodescendientes y que no exista un padrón electoral especial, a su jucio ¿queda así conforme una representación de acuerdo a los estándares internacionales?

Dicho escenario aún no se logra dilucidar y estamos a la espera de lo que resuelva la comisión mixta y, finalmente lo que nuestros representantes determinen. Sin embargo, resulta crucial que nuestros legisladores entiendan que la futura constitución no se puede escribir desde la exclusión.

Una constitución es un contrato social donde deben plasmarse los valores que deseamos heredar a las nuevas generaciones y que además permita el desarrollo y el buen vivir (kume mongen).

7. ¿Cree que el proceso constituyente nos brindará la oportunidad de entender que las personas pertenecientes a etnias originarias deben ser tratadas con igual consideración y respeto que el resto de los ciudadanos?

A los pueblos indígenas, de acuerdo a la normativa internacional, le asisten derechos y deberes y, el proceso constituyente debe ser la instancia que refleje lo que el derecho, la doctrina y jurisprudencia internacional han ido delineando. Y sin duda alguna, el respeto es uno de los principios que sustentan el buen vivir, razón por la cual este proceso nos dará la oportunidad de conocernos y valorarnos.

8. ¿Cómo entiende la cosmovisión mapuche el cuidado de los recursos naturales y del medio ambiente?

Es una ecuación muy simple, en la medida que nuestra madre tierra goce de salud, nosotros podremos vivir, disfrutar y legar un entorno o ecosistema de vida.

La tierra entendida en su concepción integral, desde una perspectiva material y espiritual, es la dueña de la vida, nosotros somos esencialmente pasajeros y hemos sido dejados para cuidar y proteger la sustentadora de la existencia.

9. Usted nació en la comunidad indígena Ricardo Rayin en la comuna de Freire, ¿cómo ha sido su trayectoria e interacción con el Estado chileno?, ¿se ha sentido alguna vez discriminado?

Eso es efectivo, nací, me crie y vivo en la Comunidad Indígena Ricardo Rayin en la comuna de Freire, soy hijo de Manuela Piutrin Huenchuñir y Juan Caifal Huenuman, ambos mapuche, personas que trabajaban la tierra y vendían lo que producían en la feria libre de Temuco, y por supuesto que en algún momento de mi vida sentí la discriminación por razones étnicas, o bien, la aporofobia de una indolente sociedad.

Como abogado entiendo la importancia de la norma e institucionalidad, razón por la cual mi deseo fue acercarme a la institucionalidad y poder ayudar a quienes hoy lo necesitan. Ha sido un desafío enorme, considerando lo que ha ocurrido en estos últimos 12 meses: estallido social, constantes episodios de violencia, crisis sanitaria, un año electoral y una responsabilidad que me ha obligado a ratos alejarme de mis hijos y mi familia.

No obstante a lo descrito anteriormente, me siento agradecido por la oportunidad que se me ha brindado y, en todo momento he intentado dejar en alto el nombre de mi familia y del pueblo mapuche. Para finalizar, debo agregar que soy el primer gobernador mapuche de la Provincia de Cautín.